El tomar vino se puede considerar excluyente y elitista, creando una barrera mental en la gente que no conoce mucho del tema y lograr hacerlos sentir incómodos y fuera de lugar.
La mayoría de nosotros no somos expertos en enología y nos limitamos simplemente a probar, asentir y a negar con la cabeza cuando un vino nos gusta o no. Sin poder dar nuestra opinión concretamente.
La buena noticia es que al aprender estas reglas de etiqueta al beber vino te ayudará a dejar salir el pequeño sommelier que vive en ti.
Te presentamos los errores al tomar vino que debes evitar:
Servir el vino en la temperatura incorrecta
Los expertos recomiendan que el blanco esté entre 10 y 15 grados, de los jóvenes secos (a unos 10) y de los fermentados en barrica (menos fríos, unos 12 grados). En cualquier caso nada de los 4 grados o menos que suele haber en el refrigerador.
Los vinos tintos se sugiere tomar entre 15 y 21 grados. Lo recomendado es 9 grados para el tinto joven, unos 10 para el rosado, 15 para los tintos crianza y 17 grados máximo, correspondiente a los reserva y gran reserva.
Oler el corcho
Antes era común el oler el corcho en el restaurant cuando el sommelier descorchaba la botella frente a nosotros, era un signo de buen gusto y educación.
Hoy puede ser mal visto. La razón es muy simple: el aroma del corcho dice poco y nada sobre la calidad y el estado del vino en la botella.
Servir la bebida en un vaso
Servir el vino de esta manera sólo ocasionará que pierda sus propiedades. Opta por una copa con un tallo alto, esto previene que el vino se caliente y con un balón lo suficientemente grande el vino se oxigenará logrando que sus aromas se liberen.
Pensar que un vino de reserva es mejor que un vino joven
Esto sólo quiere decir que el vino estuvo más tiempo en barricas, lo que le brinda sabores y aromas que muchos vinos jóvenes no tienen.
Servir en una copa húmeda
Es mejor una copa seca y limpia, ya que una copa húmeda aún contiene agua y puede afectar el sabor del vino.
Desconocer el maridaje
Maridaje se define como “casar” el vino con determinado alimento, algo que se puede aprender y puede adaptarse al estilo de vida del consumidor.

No usar decantador
Los decantadores cumplen la función de eliminar los sedimentos en los vinos añejos, que pueden dar mal sabor.
También conviene para los vinos más jóvenes, porque ayuda a airearlos, a oxigenarlos, abriendo sus aromas y evitando el regusto a cerrado o a cuero que pueden tener. Solo quitar el corcho un rato antes no siempre produce el mismo efecto, sobre todo en los vinos que han pasado mucho tiempo en botella tras su crianza.
Si se rompe el corcho, empújalo
Es algo absolutamente prohibido, el corcho caído en el vino se traduce en una degradación del sabor del vino.
Es un verdadero faux pas y revela que la persona que está descorchando la botella está nerviosa y/o le falta experiencia. Cuando el corcho está demasiado dañado, solo nos queda pedir disculpas y abrir una nueva. Siempre es recomendable tener una botella de reserva.

Creer que un vino más caro siempre es mejor
El precio no determina la calidad. Un vino es una bebida de momentos y un vino caro necesita de cierto entrenamiento para su degustación para así no terminar en decepción.
Tomar la copa por su tazón
Siempre sostén la copa por la base del tallo con el pulgar y el dedo índice. Si lo tomas por el cáliz o cuerpo modificarás la temperatura del vino, ensuciando la copa y calentando el vino. El menor contacto contacto que tengan nuestras manos con esa parte de la copa será mejor.
Llenar las copas
La razón por la que se llenan a medias es dejar al vino respirar. Hazlo un poco por debajo de la mitad de la copa y será perfecto.
Agitar demasiado
Se gentil al darle vueltas a una copa, si lo agitas demasiado ocasionaras sólo amargar su sabor.
Evita especialmente en los vinos más viejos, porque pierden su bouquet más rápidamente al contacto con el aire. Decántalos solo antes de consumirlos y sin mover demasiado la botella.